¿Qué es exactamente el tendón de la corva y causa de los nudos?
En la actualidad, el sedentarismo y los extenuantes horarios de trabajo que implican que pasemos muchas horas, están siendo dos de los motivos principales de problemas de espalda, cervicales y piernas. Esta inactividad tiene solución, ejercicio físico. No obstante, si ya se ocasiona alguno de los problemas puede ser complicado cualquier tipo de actividad física, siendo fundamental no mantenernos sedentarios.
Uno de los problemas que más nos encontramos actualmente está relacionado con los tendones presentes en la corva, es decir, la zona situada en la parte posterior de nuestro muslo. Hoy vamos a centrar nuestra atención en estos tendones, viendo por qué sufren, cómo evitar que se vean afectado y otros aspectos que nos ayudarán a entender todo sobre este tema.
¿Qué es exactamente el tendón de la corva?
Cuando hablamos del tendón de la corva estamos haciendo referencia a uno de los tendones más importantes de nuestra pierna, pues tiene la misión de flexionar nuestras rodillas, extender los músculos de los muslos y facilitar la rotación de las rodillas. Dicho papel tan importante se debe por que a pesar de que se encuentra en la parte posterior de nuestros muslos, interviene en casi todo nuestro tren inferior.
El tendón de la corva, en caso de verse comprometido o perjudicado, puede imposibilitar la adecuada extensión y flexión de nuestras piernas. Suele darse cuando permanecemos en una misma posición por un largo periodo de tiempo, como sentados en el escritorio, haciendo que aparezcan nudos en la zona y generando rigidez.
Las causas de los nudos en la corva
A continuación, vamos a ver qué es lo que genera los nudos en la corva:
- Alteraciones en la alineación: esto va a suceder cuando nuestra pelvis se encuentra demasiado inclinada hacia delante, algo que se da más con una mala posición que por el sedentarismo. El tendón de la corva estará como apretado debido a que estará en una posición no adecuada que lo alargará demasiado y terminará debilitando.
- Protección neural: esto viene a ser que la corva y sus tendones van a estar activos siempre a modo de protección de los dolores de espalda. Todo esto se explica a que la corva está sumamente ligada a la pelvis y a la posición de esta, siendo clave para evitar lesiones en la zona.
No obstante, es fundamental ver de qué se trata pues podemos experimentar dolores en la corva generado por muchos motivos como los siguientes que no tendrán que ver con los nudos en dicha zona:
- Traumatismo en la zona: cualquier traume generado en nuestra rodilla, puede ocasionarnos molestias en la zona, haciendo que la zona de la corva experimente dolor.
- Tendinitis: la inflamación de los tendones puede darse en la zona isquiotibial, generando así dolor en la zona de la corva, así como en la rodilla.
- Bursitis: un exceso de flexión en la rodilla puede generar que se inflame la bursa, acumulando líquido para proteger nuestros tendones, huesos y músculos. Esto puede ocasionar dolor en la zona de la corva.
- Exceso de peso: la obesidad o el sobrepeso son dos motivos por los que podemos experimentar molestias en la zona de la corva. Esto se debe a que nuestro cuerpo va a tener un peso que no es capaz de manejar adecuadamente, haciendo que nuestros huesos sostengan más peso del debido y pudiendo generar molestias en la corva.
- Lesión de ligamentos: cualquier lesión en los ligamentos de las rodillas, como en el cruzado o lateral, va a generar que tengamos dolor en la zona de la corva.
- Artrosis: esta enfermedad que genera un excesivo desgaste de los cartílagos puede generar dolor en la zona de la corva. Esto se debe a que va a degradar al cartílago de la rodilla y generará desgaste en la zona posterior.
- Daño en el menisco: lesión sumamente habitual en futbolistas. El menisco suele degradarse a su vez con la edad, haciendo que experimentemos dolores en la zona de la rodilla en los momentos que realicemos cualquier movimiento, pudiendo afectar a la zona de la corva.
- Otras causas: pies planos, sobrecarga en gemelos e isquiotibiales, rótula dislocada, artritis, entre otros.
Por tanto, el dolor detrás de la corva puede deberse a problemas en los tendones de dicha zona, pero también a otras causas como las mencionadas en los puntos anteriores. Esto hace que sea fundamental acudir con un especialista que valore su caso y pueda determinar cuál es la causa de su molestia en la zona de la corva.
La visita a un especialista, la mejor herramienta
En caso de tener molestias en la zona de la corva, como mencionamos en líneas superiores, es fundamental visitar a su médico o especialista para que vea las causas posibles. No obstante, en muchas ocasiones omitimos dicha visita por que pensamos que se puede tratar de una molestia pasajera, siendo necesario acudir al médico cuándo:
- Molestias en reposo
- Dolores que duren más de 72 horas
- Dolor intenso que impida el adecuado desempeño diario
- Incapacidad de flexionar la rodilla
- Ruidos en la zona de la rodilla
- Si presenta fiebre acompañado del dolor en la zona, acuda inmediatamente a su médico
Lo que debemos hacer ante la tensión de la corva
En la mayor parte de las ocasiones, experimentar tensión en la corva puede deberse a una mala posición prolongada. Esto hace que sea fundamental diferentes aspectos como los siguientes:
- Trabajo de movilidad que genere estabilidad
- Equilibrar tendones y glúteos con el core abdominal
- Alineación de la cadera con ejercicios
- Buscar el adecuado movimiento y mejora de la fuerza de la zona para evitar problemas mecánicos
- Fortalecer los pies
- Hacer ejercicios de glúteos
- Realizar ejercicios de core abdominal
Todo esto, podemos vincularlo a la columna vertebral, pues si tenemos desequilibrios en nuestro cuerpo, como debilidad en el tren inferior (glúteos, pies, etc.), esta va a verse afecta y generará un incremento en la probabilidad de sufrir tensión en la corva.
¿Es buena herramienta estirar nuestros tendones?
Sí y no, pues todo va a depender del objetivo. De forma ordinaria, el rango de movimiento que se tenga es el que nuestro cuerpo necesita. Muchas personas optan por estirar y elongar sus tendones, pero no saben que eso puede hacerles más daños que beneficios. Esta práctica solo está indicada para deportistas que así lo necesiten, pues un exceso e inadecuado estiramiento de los tendones de la corva puede generar una tensión excesiva que derive en lesiones y daños en la zona.
Solamente en casos de rehabilitación y en donde el experto así lo recomiende, el estiramiento de los tendones puede ser beneficioso para mejorar el rango de movimiento.
Por tanto, acorde a los diversos estudios médicos en este ámbito, se ha indicado que la mejor herramienta para nuestros tendones presentes en la corva es realizar ejercicios que los fortalezcan, no ejercicios que se encarguen de estirarlos más.
Ejercicios para los tendones de la corva
Aliviar las molestias que presentamos en la corva a causas de los tendones de esta es posible con diversos ejercicios como los siguientes:
- Nos ponemos de pie frente a una silla y apoyamos un pie en esta. El talón es el que quedará apoyado en el asiento de la silla y manteniendo ambas piernas rectas, vamos a ir acercando nuestro cuerpo poco a poco hacia la silla. Experimentaremos como nuestra pierna se va estirando poco a poco, siendo de gran ayuda para la corva. Esto se puede realizar también de pie frente a la pared y apoyar el pie en la base de esta, en caso de no tener la flexibilidad suficiente como para hacerlo en la silla.
- Inclinamos nuestro cuerpo hacia delante estando de pie, con la espalda recta pero las piernas cruzadas, consiguiendo así estirar los tendones de las caderas y de la corva.
- Nos posicionamos de pie y adelantamos un pie. Este puede estar en el suelo o en una zona más elevada en caso de ser complejo el ejercicio, pues vamos a intentar tocar la punta del pie con nuestros dedos lentamente, estirando nuestro tren inferior en gran medida.
- Nos sentamos en el suelo con una pierna estirada y la otra recogida (formando algo semejante al número 4). Desde esta posición podemos hacer varios estiramientos, como intentar tocar nuestros dedos de los pies o con la pierna estirada girar toda la pierna poco a poco, buscando el completo estiramiento de esta en todos los ángulos posibles.
Esto son solo meros ejemplos de los muchos que hay que les pueden ser de gran ayuda para tratar las molestias de la corva. No obstante, para prevenir daños mayores, es aconsejable acudir con su médico habitual para así asegurar cuál es el origen de las molestias antes de empezar a realizar cualquier tipo de ejercicio.
Aspectos que debemos tener en cuenta
Para finalizar, vamos a mencionar una serie de aspectos que podemos tener en cuenta para el adecuado estado de nuestras corvas:
- Flexionar las rodillas: muchas veces vamos a ver como el intentar estirarnos nuestras rodillas se flexionan de forma automática pues nuestros tendones no pueden estirarse más. Muchas personas se empeñan en no flexionar las rodillas, suponiendo así un riesgo total para su seguridad.
- Tiempo de estiramiento: no debemos prolongar excesivamente el tiempo de estiramiento de los tendones de la corva, pues estudios recientes han desvelado que no va a permitir mucha mejora. Esto hace que sea mejor opción no estirarlos por más de 30 segundos.
- Controlar la extensión: es fundamental saber cuál es nuestro límite en lo que a extensión de tendones se refiere, pues si los extendemos demasiado vamos a generar algo que no deseamos, congestión de los músculos, haciendo que estos se tensen más de lo debido.
- Hacer deporte: sin duda alguna, el ejercicio físico será clave para evitar que nuestros tendones, sobre todo el de la corva, presente un inadecuado estado.
- Entrenar todo el cuerpo: en relación con el punto anterior, es fundamental no sólo centrarse en nuestro tren superior o partes determinadas. El cuerpo debe ser entrenado de forma homogénea, haciendo hincapié en este caso en nuestros glúteos,
isquiotibiales, espalda, cadera y otros, garantizando así el adecuado estado de nuestras corvas. - Ejercicios: los mejores ejercicios para fomentar el adecuado estado de nuestras corvas pueden ser las sentadillas, ejercicios de pliometría (saltos) y todos aquellos que mejoren la flexibilidad del tren inferior.
Conclusiones
Los dolores en los tendones de la corva pueden deberse a un sedentarismo continuado, pero sobre todo a una mala posición prolongada en repetidas ocasiones. No obstante, el dolor puede aparecer en dicha zona por muchos motivos, siendo necesario acudir con su médico o especialista para determinar la causa de dicha dolencia.
No obstante, si practicamos ejercicio de forma asidua y tenemos una adecuada alimentación, podremos garantizar el correcto estado de ligamentos, cartílagos, huesos, músculos y tendones como el de la corva, siendo una de las mejores formas de prevención.
Esperamos que el artículo de hoy les haya sido de utilidad y hayan entendido por qué se pueden dar las molestias en la zona de la corva. Un saludo a todos de parte del equipo de MyFITBody, nos vemos en el siguiente artículo y recuerden… ¡siempre a tope!
Bibliografía
- Matsuda, Dean K. “Comentario editorial: Síndrome del tendón de la corva proximal: otro dolor en la nalga”. Artroscopia: la revista de cirugía artroscópica y relacionada: publicación oficial de la Asociación de Artroscopia de Norteamérica y la Asociación Internacional de Artroscopia vol. 34,1 (2018): 122-125. doi:10.1016/j.arthro.2017.08.260
- Safran MR, Fu FH. Uncommon causes of knee pain in the athlete. Orthop Clin North Am. 1995;26(3):547-59.
[author] [author_image timthumb=’on’]https://myfitbody.es/wp-content/uploads/2021/09/doctor-luis-miguel-salvador.jpg[/author_image] [author_info]Doctor Luis Miguel Salvador Grande Número colegiado 3704715 : Asesor Médico y Nutricional de MFB myfitbody. Licenciado en medicina y cirugia por Facultad de Medicina de la Universidad de Salamanca master en medicina cirugia cosmetia y nutrición por el Hospital de la Santa Cruz y San Pablo en Barcelona experto en emergencias sanitarias. [/author_info] [/author]
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